Aire, agua, luz y tierra. Mientras todo esté en su sitio, los árboles del bosque deberían poder crecer sin problemas. Sin embargo, por alguna razón, el mundo terrenal cada vez era menos verde.
Remia no sabía el por qué y preguntó al anciano Ramuda, quién le contó una historia sorprendente: existe una raza llamada "humanos" que vive en el mundo terrenal, y la cual estaba socavando el funcionamiento de la naturaleza.
Dado que Remia quería conocer a toda costa a esa raza llamada "humanos", el anciano le permitió bajar al mundo terrenal para conocerlos, pero antes de irse le advirtió de que tenía que regresar antes de tres días.
“Las alas de Remia” es una novela ligera que plantea un mundo de fantasía a través de una historia conmovedora, que podrán disfrutar tanto niños como adultos.
Remia es una chica de unos quince años en edad humana, que vive en una pequeña isla que flota en el cielo, llamada Reino Celestial. Un día, su abuelo Ramuda le cuenta una historia, sobre unos seres llamados humanos, que viven en la tierra, debajo de donde ellos viven, y ella empieza a sentir mucha curiosidad, por lo que su abuelo le deja ir a visitar el mundo terrenal para saciar sus ganas de aprender.
Le da una vara mágica, con la que podría pedir la ayuda de un dragón azul para poder volver al Reino Celestial, pero contaría sólo con tres días para hacer su visita al mundo terrenal puesto que en esos tres días, el portal de entrada entre ambos mundos se cerraría, por lo que tenía que darse prisa en volver. También, su abuelo le da un aviso muy importante: debe asegurarse de que ningún humano utilice su vara, pues una terrible calamidad caría sobre la persona que la usara.
Al llegar a la tierra, Remia tiene varios "choques culturales" con los habitantes de la ciudad que visita, Mehtreya, que era la capital del reino de Clatia. Ahí tiene un pequeño incidente ya que un grupo de bandidos le acaba robando la vara, sin embargo, Remia acaba siendo detenida por haberse metido en problemas.
Se las apaña para escapar del calabozo, y una vez que sale, conoce a un pequeño niño elfo, el cual le confiesa que necesita ayuda, puesto que el rey de Clatia está aumentando cada vez más el reino y eso ha provocado que los bosques ardan, reduciendo el tamaño del sitio donde podían vivir los elfos, haciendo que el poblado donde vivía el niño tuviera que moverse de sitio, y por desgracia, el pequeño elfo los perdió de vista. Remia, ante su necesidad de ayudar a los demás, decide presentarse a hablar con el Rey, para pedirle que cese su afán de reducir los bosques puesto que los elfos también necesitan un hogar.
Las cosas no acaban como ella imaginaba, y de nuevo, acaba siendo detenida. Sin embargo, llega un aviso al guardia que se encargaba de custodiar a la que parecía ser una problemática niña, Remia, y resulta que un dragón azul ha aparecido y está causando estragos. Y eso sólo podía significar una cosa: un humano había utilizado su vara.
Asustada por el mal que pudiera causarle a la persona que había utilizado la vara, Remia pide ayuda al guardia que se encargaba de ella, y tras insistirle, acaba pudiendo formar parte de la unidad especial de soldados que se encargaría de ir a detener al dragón. ¿Saldrán bien sus planes?
¡Y hasta aquí os puedo contar! Es una historia muy cortita, tanto que me ha parecido un poco insuficiente, no me ha dado tiempo a encariñarme con los personajes ni me ha llegado mucho la historia. Es bonita, por supuesto, y creo que tiene un mensaje muy bonito, pues Remia sólo quería saber si los humanos podían sentir afecto y hacer el bien, pero sin embargo a mí esta historia no me ha terminado de llenar.
Puntuación:
¡Gracias por leerme!